domingo, 29 de agosto de 2010

Campaña contra la droga en Soto del Real






Militantes del MSR de Soto del Real han llevado a cabo hace unos dias una
campaña de pegaga de pegatinas contra las drogas en los principales parques
de la localidad.

Queremos un pueblo tranquilo limpio de drogadictos y de camellos. Por una
juventud sana, rebelde y combativa di no a las drogas.

domingo, 15 de agosto de 2010

PRODUCTOS DEL SISTEMA

La banalización del consumo de drogas llevada a cabo por los medios de comunicación [voceros de la ideología dominante] es la “medicina” que el sistema suministra a sus peones para atrofiar sus mentes e impedir cualquier atisbo de reacción individual y colectiva, que pueda plantearse la necesidad de un cambio en las estructuras de un sistema que nos utiliza en beneficio de la oligarquía dominante.
Bajo mi punto de vista, todo consumo irracional es negativo por definición para el ser humano, pues a través del él se niega nuestra misma esencia, la capacidad de raciocinio. Más aun si cabe, este será negativo cuando sus consecuencias conlleven la enajenación del consumidor.
Por lo tanto el consumo de drogas con fines lúdicos, luego carente de racionalidad, es en mi opinión la variante más peligrosa de cuantas dispone el capital y es así debido a que mediante ella, éste logra no solo retroalimentarse sino perpetuarse.
Se retroalimenta económicamente con los enormes beneficios que este consumo le reporta.
Por todos es sabido que el negocio de la droga es uno de los pilares fundamentales de la economía mundial junto con la trata de blancas y la venta de armamento.
Se perpetúa ideológicamente, “construyendo” individuos enfermos de mentes vacías, adictos a tal o cual droga, sin mecanismos de defensa frente a un bombardeo mediático constante que ofrece como única vía legitima para alcanzar la felicidad, el consumo. Se trata por tanto de crear consumidores crónicos en el amplio sentido de la palabra.
Sin embargo aunque el Capital requiera individuos mentalmente inutilizados, necesita que éstos sean capaces de producir. Así podemos observar como con el tiempo el consumo de drogas ha variado hacia sustancias igualmente adictivas y enajenantes pero que no alteran tan drásticamente la capacidad productiva del consumidor.
De este modo podría explicarse que el consumo de heroína haya experimentado un notable descenso frente a un vertiginoso ascenso en el consumo de cocaína.
Por lo tanto, la promoción del consumo de drogas que de manera encubierta [a veces no tanto] llevan a cabo los medios de comunicación a través de series de televisión, programas de máxima audiencia, etc. no es sino uno más de los mecanismos desarrollados por el sistema, al igual que la promoción de la multiculturalidad y por ende la destrucción de toda identidad, a través de los cuales se pretende crear e imponer una nueva sociedad globalizada carente de toda espiritualidad, basada en el consumo.

martes, 10 de agosto de 2010

Efectos del cannabis

Los poderes psicotrópicos del cannabis, un derivado extraído de la planta del cáñamo ('Cannabis sativa'), son conocidos por el ser humano desde hace miles de años. Sus 'propiedades embriagadoras', como decía ya Herodoto en el siglo V, se deben fundamentalmente al delta-9-tetrahidrocanabinol (THC), el cannabinoide responsable de sus efectos en el cerebro.

Cuando el consumidor inhala esta sustancia, generalmente fumando, el THC llega rápidamente al cerebro a través del torrente sanguíneo, por lo que sus efectos se sienten a los pocos minutos y pueden durar hasta dos o tres horas. Si se consume masticado, la cantidad de tetrahidrocanabinol que alcanza el cerebro es menor y tarda más en hacer efecto, porque se absorbe más lentamente.

El THC se encuentra en diferentes proporciones según el preparado que se utilice: marihuana (que es el resultado de la trituración de flores, hojas y tallos secos, con una concentración de entre el 1% y el 5%. ); hachís (elaborado a partir de la resina de las flores de la planta hembra y con una concentración del 15%-50%) o aceite de hachís (resina de hachís disuelta y concentrada al 25%-50%).

Como destacan los especialistas del Plan Nacional sobre Drogas, justo después del consumo se produce lo que se conoce como 'borrachera cannábica': sequedad de boca, ojos rojos, taquicardia, descoordinación, risa incontrolada, somnolencia, y alteración de la memoria, la atención o la concentración. Una sensación de euforia que no tarda en transformarse en un síndrome 'amotivacional' y una pérdida de interés por las cosas.

Riesgos desconocidos
Como explica Amador Calafat, psiquiatra y director de la revista 'Adicciones', en las últimas décadas se había extendido en España y en otros países europeos "la sensación de que el cannabis era inocuo. Y parecía que el que no se tomaba un porro no se enteraba de lo que era bueno". No parece casualidad que sea la droga ilegal más consumida en todo el mundo; en 2003, el 30% de los españoles entre 15 y 64 años declaraba haberla probado alguna vez.

En su opinión, esta creencia generalizada se benefició de una cierta complicidad de algunos medios de comunicación ("que apoyaron la legalización"), de lo que él llama el "lobby del 68", y de "los vacíos científicos que existían sobre sus riesgos". Sin embargo, añade, ahora ya no quedan dudas sobre cuáles son los efectos del consumo de cannabis, tanto a corto como a largo plazo.

En el Reino Unido, por ejemplo, el gobierno acaba de endurecer la clasificación de esta droga para aumentar las penas de prisión para los consumidores y "proteger la salud de la gente joven".

Por un lado, explica Calafat, se ha demostrado que los problemas de concentración y de memoria "tienen efectos devastadores en el futuro de los jóvenes, porque les pilla en la mejor época de la vida para estudiar. Muchos de ellos experimentan dificultades de aprendizaje y abandonan los estudios antes de tiempo".

"Algunos trabajos apuntan a que estas capacidades cognitivas se pueden recuperar en parte al abandonar el hábito y salir de la intoxicación crónica que sufren los fumadores habituales, pero otras investigaciones señalan que quedan importantes secuelas en algunas áreas cerebrales", añade por su parte el doctor Magí Ferrer, miembro de la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.

Además, su consumo habitual puede generar dependencia y adicción (entre el 7% y el 10% de los casos) y existen evidencias que demuestran que las formulaciones modernas tienen mayor concentración de THC que el cannabis que se fumaba en los años sesenta; lo que aumenta sus efectos. Unos riesgos que, según coinciden los especialistas, siguen sin ser aún bien conocidos por la sociedad (en 1994, el 60% de los escolares españoles consideraba más peligroso fumarse un paquete diario de cigarrillos que tomar un porro esporádicamente).

Problemas mentales
Por ejemplo, el consumo de porros multiplica por dos las probabilidades de sufrir brotes psicóticos (con más riesgo a mayor dosis). "Parece que la marihuana podría actuar como desencadenante de estos ataques en personas con una cierta predisposición genética", advierte Calafat. Los trastornos se acentúan cuando el consumo se inicia antes de los 15 años [la media de edad de inicio en España son los 14,7 años], probablemente porque esta droga causa cambios neurobiológicos en un período clave del desarrollo cerebral.

Un reciente informe elaborado por expertos de la Oficina de Control de Drogas de la Casa Blanca (EEUU), advierte de que los adolescentes que fuman marihuana tienen hasta un 40% más de riesgo de sufrir depresión, ansiedad, psicosis (alucinaciones) o algún tipo de enfermedad mental; especialmente en el caso de las chicas. Y aunque no se ha demostrado de una manera estadísticamente significativa que pueda causar esquizofrenia, sí parece que empeora sus síntomas y agrava los ataques. "Es complicado decir si las drogas tienen este efecto por sí mismas o porque abren la compuerta a algunos trastornos que no se hubiesen producido sin su consumo", admite Ferrer.

Este mismo documento explica que muchos jóvenes con síntomas depresivos están recurriendo a los porros para aliviar su malestar, "y no se dan cuenta de que la marihuana, en realidad, empeora su depresión". Los consumidores habituales, añade el informe, tienen pensamientos suicidas con tres veces más frecuencia que los otros chicos de su edad.

Además, el modo de consumo más frecuente es mezclado con el tabaco, fumado sin filtro y con largas caladas, lo que también podría incrementar la frecuencia de problemas pulmonares; desde cáncer hasta patologías cardiovasculares. Por si fuera poco, cada vez más datos advierten de la implicación del cannabis en los accidentes de tráfico y de su papel como puerta de entrada hacia otras drogas 'duras'.

Droga, arma del poder